26 Jun Rabietas: manual de instrucciones
En primer lugar decirte que no me gusta llamarlas rabietas por la connotación negativa hacia los niños que esta palabra acarrea, me gusta mucho más decir desbordes emocionales porque eso es lo que son, sentimientos y emociones desbordados que inundan el cerebro de los peques y que los pobres no saben cómo gestionar (muchas veces ni siquiera los adultos sabemos cómo gestionar nuestra propia rabia, ira o frustración como para que los niños sepan hacerlo 🙂 )
Si atendemos al diccionario la definición es la siguiente:
“IMPACIENCIA, ENFADO O ENOJO GRANDE, ESPECIALMENTE CUANDO SE TOMA POR LEVE MOTIVO Y DURA POCO”.
Lo de que dura poco seguro que el que ha escrito esta definición no tiene hijos 😉 y lo del leve motivo habría que ver lo que opinan los niños ¿no crees?
Son una parte totalmente normal del desarrollo del niño. Se podría definir como la frustración que siente un niño ante un deseo que no puede conseguir.
Las rabietas son maravillosas oportunidades de aprendizaje que tenemos los padres, primero para enseñarles a través de nuestro ejemplo y modelo cómo gestionar la frustración, y luego para acompañarles en la aceptación y/o canalización de sus sentimientos y emociones.
Ten en cuenta que tu manera de afrontar estas situaciones sentarán algunas de las bases de cómo ellos como adultos resolverán sus propios conflictos.
¿CUÁNDO APARECEN?
Alrededor de los 2/3 años los niños empiezan a dejar de ser bebés y comienzan a ser más autónomos e independientes. Empiezan a sentir sus propios deseos y necesidades diferentes por supuesto a los de sus padres y es en este punto donde aparecen los noes y los desbordes. Repito que es algo totalmente normal y sano, de hecho, me preocuparía más si un niño jamás tuviese una.
Así que podríamos decir que las “rabietas” suelen aparecer alrededor de los 18 meses/2 años de edad y que van desapareciendo de manera progresiva hacia los 5 años. Conforme van mejorando en sus habilidades lingüísticas, las rabietas tienden a disminuir.
¿CÓMO ACTUAR? ANTES, DURANTE Y DESPUÉS
Hay muchas cosas que puedes hacer antes para prevenir las rabietas
1.CAMBIA TU MANERA DE PENSAR
Lo primero de todo cambiar la forma de entender el significado de “rabieta”. Si piensas que el niño no se está portando mal sino que se está sintiendo mal ya verás cómo cambia tu manera de ver sus desbordes emocionales.
2. EL AMBIENTE PREPARADO
En casa, mantén los objetos prohibidos fuera de la vista y del alcance de vuestro hijo, (enchufes tapados, picos de las mesas cubiertos, vajillas, discos y libros que no quieras perder arriba del todo,cuchillos fuera,…).
Ponte a gatear, de cuclillas, agáchate o lo que sea e intenta ver el mundo desde su visión y así sabrás qué cosas de la casa le pueden atraer más y causarle frustración en el caso de que le tengas que decir constantemente que no las toque.
Pon los juguetes y los cuentos a su altura. Pocos y ordenados.
No se trata de evitar la frustración a tus hijos a toda costa, las frustración es sana sino de no darles más frustración de la necesaria que te aseguro que ya va a tener mucha en su día a día.
*IDEA: USA UN CAJÓN DE LA COCINA QUE ESTÉ A SU ALTURA, Y LLÉNALO DE TAPAS DE RECIPIENTES, CUCHARAS DE MADERA,VASITOS PEQUEÑOS, ALGO CON LO QUE EL NIÑO/A PUEDA JUGAR MIENTRAS COCINAS.
3. PREVENIR SITUACIONES POTENCIALMENTE CONFLICTIVAS
Algunas rabietas son más previsibles que otras. Si tu hija y tú después de la salida del cole y de camino a casa siempre pasáis por una tienda de chuches y siempre se desborda busca un camino alternativo o en su defecto avísale de que vais a pasar por ahí y no vais a comprar nada.
4. NECESIDADES CUBIERTAS
El sueño y el hambre son una mala combinación; intenta llevar siempre opciones saludables de alimentos en tu bolso o mochila. Intenta mantener las rutinas de sueño y si no es posible lleva contigo un portabebés o carrito.
Pero no solo esas necesidades son importantes, a estas edades los niños necesitan: mucho movimiento, aire libre, presencia de la figura de apego (de la de verdad sin distracciones, sin móvil), tirar cosas, jugar, pintar, amasar, rasgar, arrugar… asegúrate que las tienen cubiertas. Y probablemente las rabietas bajarán en duración e intensidad.
5. OJO A LA SOBRESTIMULACIÓN
Intentar hacer la vida que hacías antes de tener hijos como si no los tuvieras te va a resultar complicado sobre todo en ciudades únicamente pensadas desde una mirada adultocéntrica. Elegir el momento de hacer las cosas siempre que sea posible teniendo en cuenta a nuestros hijos nos ahorrará algún que otro disgusto.
También puedes buscar lugares “kids friendly”. Echa un vistazo a mis recomendaciones.
6. SENTIMIENTO DE CONTRIBUCIÓN Y PERTENENCIA.
Alfred Adler, médico y psicoterapeuta, padre de la llamada psicología individual (la Disciplina Positiva se basa fundamentalmente en su trabajo) habla de que todos los seres humanos nacemos con dos aspectos importantes entrelazados: el sentido de pertenencia y la capacidad de cooperación. El ser humano tiene la necesidad de sentirse próximo a otras personas y desea formar parte de la familia, de un grupo, comunidad, etc. y de contribuir.
Aprovecha ese enorme sentimiento de contribución y pertenencia que tiene tu hijo.
∗IDEA: Puedes hacer unas fichas con dibujos de alimentos a la hara de hacer la compra y hacer que los niños vayan ayudando a su manera y así ellos se sentirán parte.
O si tiene muchas ganas de ayudar en las tareas domésticas dale una escoba de su tamaño y que te ayude a barrer.
Hay veces que sin darnos cuenta ignoramos a nuestros hijos (nos encontramos con amigos en la calle y nos ponemos a hablar y entonces el niño se siente ignorado y empieza a tirarte del pantalón o a gritar para captar tu atención, o vienen visitas y no paramos de hablar con ellas, o en una comida…) ¿Cómo te sentirías tú?
¡¡¡MAMÁ HAZME CASO!!!
En esos momentos cógelo o intenta involucrarlo de alguna manera dile lo que vas hacer y pídele por favor que espere un momento. Igual que harías con un adulto.
7. ANTICIPAR, EXPLICAR
A donde vamos, qué vamos a hacer, qué esperamos de su comportamiento, qué pueden esperar de nosotros.
Por ejemplo:
Imagínate que vienen unos amiguitos de tus hijos a jugar con él. Pídele que elija algunos juguetes que no quiera dejar a sus amigos y los lleváis a otro sitio y los que sí quiera compartir ponlos en el lugar donde vayan a jugar. Lo mismo se puede aplicar para la hora del parque.
8. ORGANIZACIÓN
Dejar preparada la ropa del día anterior y darle opciones limitadas a los niños para que elijan sobre su propia ropa siempre advirtiéndoles de que no van a poder cambiar de opinión por la mañana es una manera de trabajar su autonomía y poder de decisión y de paso evitar conflictos mañaneros.
Has hecho todo lo que estaba en tu mano para prevenir la rabieta y aún así tu hijo se desborda, tranquil@, ¡Sigue leyendo!
1.MANTÉN LA CALMA
Mantén la calma sí tú, ¡¡el adulto!!
Así que respira y conecta con tu hijo. Mírale a los ojos, abrázalo si quiere, si no se deja, puedes mantenerte a su lado y decirle que cuando necesite un abrazo estás ahí.
Si estamos en mitad del supermercado con gente alrededor que nos mira y hace comentarios del tipo “claro es que te tiene tomada la medida”, “le estás malcriando”,tú a lo tuyo. Sí, ya sabes, los famosos “opinólogos” sobre tu forma de criar también están en los supermercados.
2.NO TE PONGAS A INTENTAR RAZONAR O DAR SERMONES.
Nos da por educar justo en ese momento. Y no es buena idea, es como si en mitad de una fuerte tormenta que ha destrozado el tejado de nuestra casa subiéramos a arreglarlo.
3. PONTE A SU ALTURA
Siéntate en el suelo si es posible, es importante no perder la conexión.
4. SÉ FLEXIBLE
¿Se puede ceder? Hay cosas innegociables sobre todo relativas a la seguridad (silla en el coche, cruzar la calle de la mano, etc.) en las que lógicamente no vas a poder ceder nunca pero muchas otras si recapacitas sobre ellas te darás cuenta de que a lo mejor les estamos pidiendo demasiado. Es una ocasión estupenda para enseñarles que los padres también podemos ser flexibles.
Sé que muchos padres piensan que si ceden a los deseos de su hijo acabarán siendo adolescentes en programas como hermano mayor y no tiene porqué ser así si cedes en cosas que realmente no tienen importancia y que además van a favorecer la autonomía y poder de decisión de tu hijo. ¿Prefieres la camiseta verde o roja? ¿Tortilla o huevo? Día especial de peli y chuches…Elige tus batallas.
5. AMABILIDAD Y FIRMEZA AL MISMO TIEMPO
El cariño no tiene porqué estar reñido con la firmeza. Si no quieres que tu hijo toque tu mp3 no te líes a darle explicaciones larguísimas o discutir. No te cargues de paciencia hasta estallar. Simplemente colócate como límite físico entre y él y con palabras firmes le dices:
“Cariño, no quiero que juegues con mi mp3”.
6.DECIRLE LO QUE SÍ PUEDE HACER.
“Cariño sé que quieres pintar en la pared y no se puede, pero puedes hacerlo aquí” (papel continuo, pizarra, folios…)
Tener una pared de pizarra o rincón del arte viene muy bien. ¡Recuerda lo de las necesidades cubiertas!
Nunca, nunca, nunca, ridiculizarle ni hacerle chantaje emocional. Bastante tienen los pobres con lo que están pasando como para que les hagamos sentir peor. Empieza a desterrar frases del tipo “qué fea te pones cuando lloras”, “pareces un bebé”, “ahí te quedas, me voy”, “¿ves ese guardia jurado de ahí? como te vea así te va a llevar”, “como se lo diga a papá verás…”
7.CONTACTO FÍSICO SI QUIERE
Abrazos, abrazos y más abrazos.
Ahora sí. Si tu hij@ ya está calmado habla con él/ella:
1.PLANTEA ALTERNATIVAS PARA CUANDO LE ENTRE LA RABIETA
Cesta de la calma, respirar, algún ejercicio de yoga.
2. VALIDA SUS SENTIMIENTOS
«Cariño, veo que te ha enfadado que no te dejara quedarte más tiempo en el parque, te puedes enfadar y llorar por ello pero no pegarme. Si pegas me haces daño y eso no me gusta» .Si son muy pequeños les puedes enseñar con tus manos cómo acariciar en vez de pegar. No confíes solo en las palabras.
Los cuentos son un recurso maravilloso. Aprovéchalos.
3.JUGAR CON LOS OBJETOS REALES INVOLUCRADOS EN EL CONFLICTO
Por ejemplo, con un niño que no quiere sentarse en la silla del coche, puedes llevártela a casa y ponerla en el salón, permitiendo jugar con ella, explorarla,etc. O hacer juegos de rol donde tú eres el niño y ella la madre (o dentista, pediatra, etc. si no quiere ir).
¿Has leído el post pero todavía tienes dudas acerca de como debes actuar ante una «rabieta»? No te preocupes, puedes asistir a una charla o taller o si lo prefieres hacer una asesoría profesional. Contacta conmigo aquí.
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